
2 poemas
Una tregua íntima entre el caos y la ternura: pensamientos que estallan, relojes que se abrazan, y un mundo que anhela que hasta la guerra suene como música.
LITERATURAPOESÍA
Juan Pablo Hurtado / Chile
5/11/20252 min read


Armisticio
Verás.
Verás la línea imaginaria trazada en el océano
que se funde con las olas,
que se borra con las mareas.
Habrá un campo de explosivos bajo mi mollera,
donde se autodestruyen las aduanas.
donde se dinamitan las definiciones.
Descubrirás mi personalidad de frontera de nación bélica,
la vulneración reiterada de los límites,
de todos los límites.
Rivalizo con el cartógrafo,
desayuno malos pronósticos.
Siempre parece que nada se ordena,
y siempre también,
llega la calma después de la tormenta.
No habrá paz de otra manera sino contigo.
Los pensamientos alborotados se sincronizarán
y bailarán coreográficamente las ideas confrontadas.
Será un año nuevo sin pirotecnia,
el beso de las doce,
eterno como los nombres completos de los apóstoles.
Verás el encuentro de las manillas del reloj.
Verás,
seremos el abrazo de las manillas del reloj.
Paisaje insonoro
Imagina la naturaleza quieta,
sin el viento moviendo las hojas,
sin el viento sacudiendo los pelos,
sin el viento.
Como set de alunizaje en la luna,
somos retratos.
Solo cuadros,
cuerpos tristes,
cuerpos inertes,
fríos cuerpos celestes.
La declaración de intenciones insonora,
sin la pomposidad que es requerida.
Sin el cortejo festivo de las aves,
sin su canto.
Ves mariachis degollados desde tu balcón,
beben pálidos cócteles sin alcohol.
La extirpación de cuerdas vocales como política pública,
karaokes transformados en responsos.
Nacen guaguas que no lloran,
por consiguiente,
no maman.
Nadie mama.
La pausa larga del ensimismamiento,
el elefante en la habitación,
ese momento de incómodo silencio.
La guitarra de la Violeta en el estuche,
flores y frutas de plástico,
Cerati en coma.
Mimodrama sobre por qué unos toman once y otros el té,
el ensayo escrito ganándole el debate al debate,
tranquilas tardes de lectura de teoría de la danza,
lápices que no suenan ni cuando se quiebran.
El escenario es adverso,
pero tienes una idea:
que las máquinas de escribir sean también cajas de música.
Que lo sean todas las máquinas,
especialmente las silentes máquinas de guerra.
Publicista y escritor nacido en Quillota, Chile (1991). Diplomado de Escritura Creativa USACH. Obtuvo distinción en los certámenes I Festival Estación Verso Imágenes de Museo Nacional Ferroviario Pablo Neruda, IV Concurso de Poesía Rosa Butler de Ateneo Literario Puerto Real, I Concurso Historias de Espacios Públicos: Ciudad Propia, entre otros.
