
Flamboyan
Tres poemas donde el dolor personal se entrelaza con la herida de la tierra: una mirada íntima y feroz.
LITERATURAPOESÍA
Juan José Hamilton Chan / México
4/29/20251 min read


La púa
Una púa de henequén me pincho la mano
y mancho la tierra con mi sangre,
ofrende así mi sangre por la vereda
y aprendí así el idioma de los árboles.
Más soy en equivalencia
similar a aquellos hombres
que surgieron del barro.
Salvajes y mezquinos,
hicieron del pájaro y la tortuga su alimento
y acabaron con el elixir de las flores.
Soy más como esos hombres ciegos,
con los pies lodosos a punto de derrumbarse,
aquellos, a quienes los dioses observan con desgracia.
Faisán
En mi lengua pongo un faisán
para que le arrojen piedras
para que lo maten y lo piquen
y lo cocinen para tirárselo a los perros
Para que lo entierren
y sobre la cruz de su tumba pongan:
-Aquí yace una lengua
que aun estando muerta
no deja de cantar-.
Los hombres de la hierba
Mi dolor trazó un camino
donde libremente pueden pasar las libélulas.
Un delgado hilo blanco
que recorre olvidados basamentos
y parte las montañas y los montes.
Una herida dolorosa
por donde pasaran las vías de los trenes.
La hierba me abraza los tobillos y solloza
-Sabe que el final está cerca-.
Dragones metálicos devoran el corazón de la tierra
y donde una vez fuimos uno con el bosque,
ahora solo queda la llaga del progreso
calcinándose bajo el sol.
Estudió la licenciatura en Humanidades en la Universidad de Quintana Roo. Fue ganador del tercer lugar nacional en el concurso InterCecytes en 2009, también ha ganado el segundo lugar internacional de habla hispana del 3er premio de poesía Xochicózcatl en 2024.
