
Reflexiones sobre la obra "La tierra es un satélite de la luna" de Leonel Rugama
Un homenaje a los 75 años del nacimiento y 55 de la siembra de Leonel Rugama, poeta y guerrillero nicaragüense cuya voz aún resuena en la memoria literaria y revolucionaria de Latinoamérica. Este ensayo explora su legado, especialmente a través de su emblemático poemario La tierra es un satélite de la luna.
LITERATURAFRAGMENTOS
Carlos Blandón Ruiz / Nicaragua
5/3/202512 min read


“Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos.
Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”.
(Bertolt Brecht)
Ya nos decía Brecht, refiriéndose a los grandes hombres que luchan por la liberación de su Patria: “los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”. Dentro de ese peristilo de reyertas patrióticas, se encuentra el joven de grandes espejuelos y cara de niño Leonel Rugama, cuya labor literaria está hecha de simpatía, ensueño y carácter.
A 75 años de su natalicio y 55 de su tránsito a la inmortalidad seguimos estudiando, escudriñando y resignificando la obra literaria del insigne joven poeta, el hijo de león, del guerrillero valiente e impertérrito Leonel Rugama Rugama, quien, como Carlos Fonseca Amador y demás héroes de la Revolución: “es de los muertos que nunca mueren”. Como nos decía Bautista Lara, Leonel “siempre permaneció viendo al cielo, hacia el futuro, hacia la eternidad, desde la tierra, con esperanza contra toda esperanza, sin rendirse ni cruzarse de brazos. […] Él viendo al cielo hacia donde quería llegar, para donde iba, en donde está” (Lara, 2020, p. 10).
José Leonel Rugama Rugama fue un joven que se desenvolvió en tres facetas muy importantes, las cuales nos permiten verlo desde perspectivas divergentes: como estudiante, como poeta y como revolucionario. Siendo estudiante, terminó su último curso de secundaria en el Instituto Nacional de Estelí, donde obtuvo el primer lugar en su grupo. Como poeta, conocemos de él que sus primeros poemas fueron publicados en La Prensa Literaria y ha llegado gloriosamente a nuestras manos su obra cumbre y considerada por la Crítica como el más difundido de la poesía latinoamericana: “La tierra es un satélite de la luna”. Como revolucionario, en el 67 estableció contacto con el FSLN y se internó en las montañas como combatiente guerrillero.
Este ensayo tiene como ánimo elucidar la labor poética y el legado literario que nos dejó Leonel Rugama no solo los nicaragüenses, sino a toda Latinoamérica, mediante la crítica e interpretación de su poemario La Tierra es un satélite de la luna. La poesía de Leonel cuenta con títulos retóricos [1]: “Terminar trastornándose”, “Como los santos”, “Subsistencia”, “Y negros como la última vez”, “Los paniquines están vacíos” y uno muy destacado “Las casas quedaron llenas de humo”, por referir algunos, que incitan a la lectura y “en horas de tristeza y pesadumbre” sus versos se convierten en un “buen amigo” y “una felicidad en medio de mi desgracia” como decía Shakespeare.
La fuerza de su expresión poética, la nobleza de su espíritu, reflejados en sus versos íntimamente musicales, deja entrever una voz que se torna confianza y desconcierto, duda y acierto, sorpresa y tópico, ya lo dijera el diputado Filiberto Rodríguez (2019) “Leonel con su espíritu religioso buscó la verdad en la Biblia, la buscó en la poesía, en sus amigos. Era un joven inquieto, estudioso, un alumno excelente y pensó en ser servidor de Dios (…); siempre actuaba coherente con su pensamiento” (párr. 2). Esto es evidente, Leonel Rugama es un artista cuya ubérrima obra poética estuvo signada por los grandes y vertiginosos cambios revolucionarios de su época, quien incorpora a través de su inigualable espíritu de lucha inclaudicable, una literatura sencilla y precoz, pero cargada de semántica, perfilada a forjar valores históricos y culturales al flujo de la circulación de las letras vernáculas en el mundo globalizado.
En un primer plano, es esencial esbozar que el 27 de marzo de 1949, en el pequeño poblado conocido como Valle de Matapalos, al noreste de Estelí, “el nicaragüense sol de encendidos oros” despuntó el nacimiento del poeta y guerrillero José Leonel Rugama, hijo de Pastor y Cándida Rugama. Desde su niñez fue reconocido por su excelencia académica y su espíritu religioso. Si bien es cierto, fue un combatiente del Frente Sandinista de Liberación Nacional (inició su militancia en 1967) y seminarista de prestigio por su aporte a la literatura nicaragüense. Cabe hacer notar que, su poema más difundido ha sido La tierra es un satélite de la luna, con amplio reconocimiento a nivel mundial.
Siguiendo esa misma línea, Rugama fue uno de los miles de jóvenes que se unió a la lucha del Frente Sandinista contra la dictadura de Anastasio Somoza, destacándose por su responsabilidad, dedicación y entrega revolucionaria. Posteriormente, el 15 de enero de 1970 marcó un hito en la lucha guerrillera al enfrentarse a un batallón de la Guardia Nacional que le gritaba que se rindiera, mientras era rodeado en la casa de seguridad ubicada cerca del cementerio periférico. Sin embargo, la osadía del fiero combatiente, como si del bíblico David se tratase, dio al gigante opresor un grito trascendental: ¡Que se rinda tu madre!
En definitiva, este celebérrimo poeta surge de la tierra tres veces heroica con ímpetu exuberante para crear poesía, “su propia obra es una límpida cantera cuya sencillez invita a leerlo y a recordarlo, así como a escribir y a vivir como él, en olor de poesía”, como él mismo lo diría “gozar de la tierra prometida”. En específico, La tierra es un satélite de la luna es una selección que compila una muestra diversa de poemas con perfil metafísico, amoroso, heroico y autóctono, de arquitectura lírica que evidencia un desbordamiento interior lleno de belleza y sentimiento, con rimas asonantes y efectos rítmicos que impregnan de musicalidad sus versos. De ellos, se hace una interpretación a posteriori.
Ahora bien, adentrándonos al plano de la forma de la poética de Rugama, vale aseverar que todas sus obras son espectaculares; no obstante, La tierra es un satélite de la luna (2019) dejó impronta indeleble en el autor de esta crítica, porque en ella se encuentran concentrados los versos celebérrimos de su fructífera obra poética. La excelencia con que fueron burilados sus versos, el abordaje de temas sociales, filosóficos y revolucionarios con sencillez y sonoridad evidencia la personalidad cándida de su autor.
Respecto a la nueva y más reciente edición de su obra, el crítico Julio Valle Castillo [2] expresa que “pretende, como modesto homenaje, recoger casi en su totalidad y fijar filológica y cronológicamente su letra que se ratificó con sangre para que circule con la merecida dignidad del caso a través de las manos del pueblo nicaragüense”. Es por ello, que la edición susodicha es un símbolo de que su labor poética emancipada trasciende las fronteras como el vuelo del pájaro cuando extiende sus alas al infinito… “hacia el vasto azur”, como decía el Panida Universal, Rubén Darío.
Su rima y métrica vanguardista es demostración de que poesía no solo es estructura perfecta, es también quintaesencia. Desde otro ángulo, los versos tejidos con cuidado por Leonel presentan una preceptiva literaria impecable, por lo que ha logrado burilar con fineza el regio busto marmóreo de la poesía, cultivando con gran sensibilidad humana, una poesía comprometida con los necesitados; condición que se deja entrever en La tierra es un satélite de la luna (p. 72) donde Leonel rememora a los niños habitantes de Acahualinca, quienes nacían para morir de hambre, y denuncia con voz florida:
Los hijos de la gente de Acahualinca no nacen por hambre,
y tienen de hambre de nacer para morirse de hambre.
La delicada descripción que hace el poeta en este texto, es una crítica al sistema de la época, pues no había alimento para los pobres. Por consiguiente, no debe obviarse que él fue un joven que estuvo impregnado de una alta convicción revolucionaria y mística sandinista. Su condición de pobreza y su manera de enfrentarse a los bemoles de la vida marcaron su personalidad y su actitud poética, tanto así que, su inquebrantable convicción y su inmenso valor, siguen iluminando nuestros pasos.
En el poema Los paniquines están vacíos [3] (p. 73) esboza un flagelo análogo al anterior cuando refiere con tono nostálgico:
Los paniquines están vacíos
esperando alimentos. […]
Los astronautas del Apolo 8
envían un mensaje de amor
desde la luna: “En la tierra paz
a los muertos de buena voluntad”.
La estrofa reivindica a Leonel, quien a través de sus versos ha querido demostrar los tragos acérrimos que se sorbieron durante la dictadura de Somoza y evidencian, no obstante, que la poesía nicaragüense lega un gran mensaje de amor a la Patria y al prójimo. Por otra parte, la producción poética de Leonel se caracteriza por su amplio acento estético y de impacto social, cuyo destino no era otro, sino el de entregar el testimonio con su heroicidad poética. Es por eso que, en su poema más divulgado, reclama con sarcasmo:
El Apolo 8 costó un montón, pero no se sintió
porque los astronautas eran protestantes
y desde la luna leyeron la Biblia.
Pero es en la última estrofa donde Leonel, con inclusión de una paraprosdoquía [4] en su último verso, exclama con espíritu socio-nacionalista:
Los hijos de la gente de Acahualinca, no nacen por hambre,
y tienen hambre de nacer, para morirse de hambre.
Bienaventurados los pobres porque de ellos será la luna.
A este respecto, Lara (2020) puntualiza diciendo que Rugama a través de esa estrofa lapidaria: “Puso en los versos el dedo sobre la llaga en una crítica a la hipocresía eclesial, a la abundancia desigual y a la ostentación espacial por la inmensidad del costo para la exploración del espacio”(p. 8). Además, expone: “Eso da una idea de lo que aquel poema pudo significar para la gente de Estados Unidos y del mundo, que, mientras se estaba queriendo conquistar el universo e invirtiendo millones en ese propósito, aquí, y en muchos otros lugares, la gente se estaba muriendo de hambre”. Podemos inferir, entonces, que la poesía del gerrillero segoviano es una cantera de admirable espiritualidad e identidad revolucionaria, que defiende a toda costa la noble causa del pobre; y no solo lo defiende, sino también lo reivindica.
Asimismo, ese amor a su terruño lo plasmaba con inmensos sentimientos en su poesía comprometida con los necesitados y en su lucha guerrillera, a pesar de que en su poema Biografía (p. 59) relate:
Nunca apareció su nombre
en las tablas viejas del excusado escolar.
Al abandonar definitivamente el aula
nadie percibió su ausencia.
Sin embargo, como guerrillero urbano asume la responsabilidad de la lucha en León y luego en Managua, dejando atrás sus deseos de ser un guía espiritual dentro de la Iglesia Católica, pero sin desligarse de su inspirada poesía como un gran legado para las generaciones venideras. Es evidente que el lenguaje asequible de Leonel Rugama permite disfrutar de una poesía natural, pero elocuente que canta no solo los temas antes mencionados, sino que coadyuva a interpretar a los que aluden a la paz, una poesía como “un arma cargada de futuro” que expone una inspiración más comprometida social y políticamente, por lo que se asevera de él en la composición Epitafio (p. 23):
Leonel Rugama
gozó de la tierra prometida
en el mes más crudo de la siembra
sin más alternativa que la lucha,
muy cerca de la lucha,
pero no del final.
De igual manera, en su carácter de líder revolucionario, amante de la justicia, burila con esplendidez el poema Las casas quedaron llenas de humo (p. 57-58) en cuyos versos se percibe lo importante del autor en hacer hincapié hacia los ideales de patriotismo y nacionalidad:
[…]
Las casas quedaron llenas de humo […]
y hacía como una hora
gritaba
y gritaba
y grita.
Que se rindieran. […]
NUNCA CONTESTÓ NADIE
Porque los héroes nunca dijeron
que morirían por la patria,
sino que murieron.
En las entre líneas de su más exquisita poesía, el joven esteliano testifica los estragos que ocasionara el despiadado despliegue militar en donde murieron los sandinistas Marco Antonio Rivera, Aníbal Castrillo y Alesio Blandón, donde expresa:
Yo vi los huecos que la tanqueta Sherman
abrió en la casa del barrio Frixione.
Y después fui a ver más huecos
en otra casa por Santo Domingo.
Es imposible tener que referirse a Leonel como poeta sin tener que entrelazar su gesta heroica de corroborada trascendencia, puesto que su poesía es un arma de doble filo, en la que no solo develiza su precocidad y sensibilidad lírica, sino también demuestra de forma explícita su “ejemplar compromiso social, activo espíritu cristiano y férrea vocación revolucionaria que ´se salió del seminario para meterse a la guerrilla´” (Lara, 2020, p. 5). Todas esas particularidades hacen de Leonel un santo celebérrimo de la revolución, quien siempre mantuvo su compromiso social aun en los momentos más sanguinarios de la época que le tocó vivir a su corta edad, nos dice, a modo de favor humilde a través de anáforas y concatenación en las siguientes líneas de su poema “Como los santos”:
…y esto cuéntenselo a todo el mundo
platíquenlo duro
platíquenlo duro siempre
duro siempre
con la tranca en la mano
con el machete en la mano
con la escopeta en la mano
¡Ya platicamos!
AHORA VAMOS A VIVIR COMO LOS SANTOS.
Y es acerca de ese poema que el vanguardista José Coronel Urtecho escribe: “es un poema agitacional y pertenece a ese tipo de poemas que uno siempre encuentra nuevo, renovándose en sí y renovándonos a nosotros, agitándonos a nosotros” (p. 16) [5]. Asimismo, concluye diciendo: “Rugama es uno de los grandes santos de la Revolución […], hubiera sido uno de los comandantes de la historia, si no se hubiera consagrado a ser santo. Joven tremendo, tan tremendo que se murió de tremendo” (p. 18).
Así pues, la gloria e inmortalidad del poeta deriva de su maravillosa obra fecunda que es conocida y admirada no solo en Estelí, sino también en toda Latinoamérica. En realidad, Leonel Rugama es un símbolo cultural y una personalidad histórica que identifica y une a su alrededor a todos los segovianos, por la extraordinaria belleza y vigor de su poesía y su prosa, por su incomparable genio creativo y la musicalidad de su verso. José Coronel Urtecho expresó de él: “En Leonel Rugama se plasma con toda claridad la posición del poeta cabal, completo y de héroe y de mártir, de revolucionario, que además encarna la revolución en su poesía y en su vida”.
En conclusión en el ámbito de la literatura nicaragüense, la obra (verso y prosa) de José Leonel Rugama forma parte de una de las más sólidas cumbres y densos logros literarios realizados día tras día a través de una corta, pero continua e inspiradora vida de labor creadora y libertaria. Por lo que, junto con Edwin Castro, Rigoberto López Pérez, Ricardo Morales Avilés, entre otros, la obra del escritor Leonel Rugama forma parte de ese acervo cultural que en cada país latinoamericano fundamenta las características de su naturaleza histórica.
Todos ellos, poetas y escritores que dieron lugar a significativos espacios intelectuales, a misceláneos orígenes de perdurables esencias creadoras y a obras que podríamos señalar como el extracto ejemplar de toda una nacionalidad y de todo el quehacer cultural de esos pueblos. Tanto así que, la literatura de Rugama, surgida entre los hechos heroicos del Diamante de Las Segovias, se caracteriza por incentivar a los jóvenes hacia la inspiración artística, por la revelación con voz y expresión contemporáneas del mundo estiliano que aún palpita activo en los ideales de Sandino, de Borge, de Fonseca, que al igual que Leonel “son de los muertos que nunca mueren” y “siguen enarbolando los mismos estandartes” y que, pese a su tránsito a la inmortalidad aquel tétrico 15 de enero de 1970, en Managua, se trae a colación que siempre resultó ser ese lazarillo que guio al prójimo por la senda de la justicia, de la verdad, por la senda de la armonía, de la paz. Por tanto, su gesto y gesta heroica en favor de Nicaragua y Latinoamérica permanece y perdurará por siempre en el corazón de los pueblos.
Excelso líder precoz de la Revolución Popular Sandinista, que nos heredó una lección de sinceridad, de dedicación tenaz e inteligente a la labor creadora; siendo capaz de consagrarse seriamente a las tareas de soberanía y liberación de la Patria; quien, además, ejerció consciente y responsablemente un magisterio estético, cultural e incluso político y que dejó, como su mejor lección, una lección de modestia y honestidad intelectual en su búsqueda constante de la belleza y el ritmo. Así, pese al transcurrir de los años, aún escuchamos a Leonel, gritar desde el inconmensurable vasto azur, prorrumpir fuerte y con esperanza eterna y seguro como lo hizo en la tierra, motivando nuestra labor revolucionaria: ¡Que se rinda tu madre!
NOTAS AL PIE:
1. Todos estos poemas pertenecen a la obra capital del poeta: “La Tierra es un satélite de la luna”.
2.Esta cita data de 1981, pero se retoma en la más reciente edición de la obra en estudio, 2019.
3.El Diccionario de variantes del español (s.f) lo define como “Tarro metálico para guardar alimentos”.
4.Figura retórica que consiste en incluir al final de un verso una expresión o palabra que uno no esperaba. Tal es el caso del hipertexto bíblico que dice: Bienaventurados los pobres porque “de ellos será la luna”, cuando en las Bienaventuranzas del Monte, Jesús prometía “porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Mateo 5:3 RVR, 1960).
5.Del prólogo Leonel Rugama, guerrillero de la poesía, de José Coronel Urtecho, presente en La tierra es un satélite de la luna, del autor en estudio.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
-70 aniversario del natalicio del poeta y guerrillero Leonel Rugama. (27 de marzo de 2019). http://noticias.asamblea.gob.ni/70-aniversario-del-natalicio-del-poeta-y-guerrillero-leonel-rugama/
-Diccionario de variantes del español. (s.f). Paniquín. http://xn--diccionariovariantesespaol-4rc.org/glosario/p/paniqu%C3%ADn
-Lara, F. J. (2020). Leonele Rugama: Con los pies en la tierra viendo al cielo. Estelí, Nicaragua: FAREM-Estelí.
Rugama, L. R. (2019). La Tierra es un satélite de la luna. Managua, Nicaragua: Biblioteca Nacional de Nicaragua "Rubén Darío".
Carlos Blandón nació el 5 de marzo de 1998 en Estelí, Nicaragua. Magíster en Docencia Universitaria y Licenciado en Teología y Artes Pastorales. Escritor de tres libros: Darío en el signo del cisne, Con las plumas del Fénix; y Utopías del Alma. Poeta, ensayista, articulista, metodólogo. Miembro de la Asociación Tinaja Intercultural.
